Desde que se aprobara la Ley de 7 de julio de 1981, conocida como Ley del Divorcio, la custodia de los hijos se atribuía a uno de los progenitores, correspondiendo al otro un régimen de estancia y visitas.
El tiempo ha demostrado que esta forma de custodia exclusiva no ha sido nada favorable para la estabilidad emocional de los hijos, en la mayoría de los casos.
Por esta razón, la Ley 15/2005, de 8 de julio, por la que se modifican el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio introduce el régimen de custodia compartida.
La separación o divorcio no eximen de la responsabilidad como padre que tenemos con nuestros hijos.
La patria potestad hace referencia al conjunto de derechos y obligaciones (alimentarlos, llevarlos al médico, educarlos…).
Como norma general después de una separación o divorcio la patria potestad se atribuye a los dos padres de forma compartida. La guardia y custodia hace referencia con cual cónyuge se quedarán los hijos y con quien van a vivir a partir de la separación o divorcio, puede ser compartida o no.